miércoles, 15 de abril de 2015

PLUTOCRACIA DIGITAL




The Glass Cage de N. Carr (2014)

En su último ensayo traducido en España (con el título Atrapados por Alfaguara) el editor ejecutivo de la Harvard Business Review, y colaborador en los más influyentes diarios del mundo, a pesar de sus numerosos argumentos críticos respecto a las consecuencias de la ola de mega automatización vinculada a la digitalización, no deja de hacer consideraciones conformistas como esta: «Google y otras compañías de software están, por supuesto, en el negocio de facilitar nuestras vidas. Eso es lo que les pedimos que hagan y es la razón por la que nos debemos a ellas» (página 99 de la edición en castellano).

Es una concesión que a buen seguro le será muy bien valorada por los empresarios de Silicon Valley; empresarios que no verán con tan buenos ojos que la página 223 recuerde las prevenciones de los investigadores del laboratorio Xerox PARC (el mismo en el que Steve Jobs encontró inspiración para su Macintosh) sobre un sistema informático invisible y extensivo que escondiese, son sus propias palabras, un Gran Hermano.

Un sistema invisible y extensivo que por medio de la digitalización permite la automatización de aulas, bibliotecas, hospitales, tiendas, agencias de viajes, … (todos lugares tradicionalmente asociados con el toque humano) y a partir de ese momento hace posible el «ejercer una vigilancia y espionaje a una escala sin precedentes» (página 228).

Como si entre esta página y aquella inicial valoración de Google no hubiese relación alguna.

Es por eso que no está nada claro, y es no poco preocupante, si para N. Carr aquella emancipación de la raza humana por empresas benevolentes (como Google, a la que vuelve a citar casi al final de su ensayo) será más relevante y sustantiva (o se impondrá) a los que él mismo denomina «nuevos plutócratas … aquellos que se han enriquecido extraordinariamente a través de la reducción del trabajo, centrada en los beneficios, producida por los sistemas automatizados y los ordenadores que los controlan» (página 257).

Una nueva plutocracia capitalista digital que, en un caso, haría para N. Carr lo que les pedimos y facilitaría nuestras vidas.

Pero que, en el otro, sería un Gran Hermano que amenaza tanto nuestra privacidad como una cultura humana diversa, rigurosa y de calidad (página 236).

Atrapados en una jaula de cristal.



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